La razón es que las moscas tienen en sus cerebros conexiones para
evitar los matamoscas. ¿De que se trata?
Pues bien, cuando los insectos
se sienten amenazados, ajustan su posición de descanso para volar en la
dirección opuesta, y se garantizan así un escape seguro.
Con esto
sabemos porque logran evadir los golpes de las personas.
Se estima
que sus movimientos son bastantes rapidos, 200 milisegundos, donde le
da tiempo para determinar de dónde viene la amenaza, activar una serie
de movimientos apropiados para posicionar sus patas y alas, según lo
explica Michael Dickinson, del Instituto de California.
Ante
la respuesta de una amenaza, la mosca mueve sus patas del medio hacia
adelante, se inclina hacia atrás y levanta sus patas traseras para un
despegue trasero. Si la amenaza viene del costado, la mosca se inclina
hacia el otro lado antes de despegar.
Los descubrimientos ofrecen
nuevas miradas dentro del sistema nervioso de una mosca y aportan nuevas
ideas de cómo engañar a este insecto. La recomendación dada es no
golpear en la posición inicial de la mosca, sino apuntar a la ruta de
escape, logrando así eliminar al insecto.
fuente: muy interesante
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