Pues bien aunque ambos esten muy familiarizados, sin embargo tienen sus diferencias. Primero veamos lo comunes que son estos animales y depues veremos sus diferencias.
Tanto la rana y el sapo pertencen a los Anuros, el orden más numeroso de
los anfibios, agrupados en más de 5.200 especies y repartidos en 33
familias. De tamaño varían, no tienen cola y además gran parte de sus
vidas la pasan sea dentro o cerca del agua.
Los sapos producen una transformación en su etapa de desarrollo.
Comienzan su vida como renacuajos con su cuerpo similar a un pez, sin
patas, con aletas y respirando a través de las branquias.
En el caso de la rana el huevo se forma por fecundación externa
en el agua. Está rodeado de una masa gelatinosa. Luego, se desarrolla
el embrión, y más tarde nace el renacuajo.
Éste posee una cola para
facilitar el movimiento en el agua y respira por branquias. A medida que
comienzan a crecer, se desarrolla su cabeza y son muy voraces.
Durante la metamorfosis de los sapos, las aletas se
convertirán en patas, desaparecerá la cola y la respiración pasará a ser
pulmonar. Algo similar sucede con las ranas.
Despues de la metamorfosis vienen las diferencias, por una lado los sapos tienen la piel áspera y seca y son más caminadores que saltadores, de ahí que sus patas sean más cortas. En el caso de las ranas no son así, tienen la piel brillosa, suave y sus patas son mas largas pues de esa manera puede saltar libremente.
Todo y así vigilar cuando os encontréis con alguno/a pues existen muchos/s venenosos/as.
Fuente: planetacurioso
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